LOS ANILLOS

LAS ALIANZAS

Este sencillo aro de oro o platino con las iniciales de los contrayentes y la fecha de la boda grabados en el interior representa una simbología que nace en el antiguo Egipto, en torno al año 1800 a.C., pues para esta cultura el círculo (sin principio ni fin) representaba la eternidad, resaltando de esta manera el espíritu del compromiso matrimonial.

En Occidente, la costumbre de llevar el anillo en el dedo anular comenzó con los griegos, pues en el siglo III a.C. se creía que existía la “vena del amor”, que se prolongaba desde el dedo anular hasta el corazón, y, por estar éste vinculado a los sentimientos, se convirtió en costumbre.

Los romanos continuaron con esta tradición, siendo sus anillos de hierro, ya que los de oro sólo podían ser usados por senadores y magistrados. Pero fueron los cristianos quienes impusieron “la fórmula trinitaria”, en la que el novio colocaba, en primer término, la alianza en el extremo del dedo índice de la novia diciendo:”En el nombre del Padre”; pasando al dedo medio pronunciaba:”En el nombre del Hijo”, y al llegar al cuarto dedo finalizaba con:”Y el Espíritu Santo. Amén”.

Para el catolicismo, la introducción oficial del anillo de compromiso se produjo en el año 860 con el Papa Nicolás I, por considerar esta joya como una declaración oficial de la intención de contraer matrimonio.

Algunas curiosidades sobre estas piezas merecen una especial mención, como la de los romanos de la época imperial, en la que la sortija era de la mujer tenía una pequeña llave soldada en señal de que podía disponer de la mitad de los bienes conyugales, o la del anillo matrimonial más pequeño de la Historia, que, con incrustaciones de diamantes, perteneció a la princesa María, hija de Enrique VIII, al ser prometida en matrimonio a los dos años con el delfín de Francia, hijo del Rey Francisco I, con el fin de afianzar la alianza entre Inglaterra y Francia.

Ver Alianzas de Syccoro

EL ANILLO DE COMPROMISO

El novio le da el anillo a la novia para simbolizar su amor sin final, por su forma circular. Aunque hay de muchos materiales, los más comunes están hechos de oro y diamantes, lo que significa que el amor será tan fuerte y puro como esos materiales. Se lleva en el dedo anular por la vieja creencia de que la vena de ese dedo llega hasta el corazón.

En el pasado, cuando la propuesta era un procedimiento más formal, el futuro novio enviaba a sus amigos o miembros de su familia en su representación para que conocieran a la futura novia y su familia. Si ellos veían un hombre ciego, un manco o una mujer embarazada durante su estada, se pensaba que el matrimonio podía estar predestinado al fracaso. Sin embargo, nodrizas de varones, pichones de paloma o de lobos eran buenos signos.

El anillo que recibe la novia en la actualidad, debe llevarlo en el dedo anular de la mano izquierda. Esta costumbre viene porque en la antigua Grecia se creía que la vena de este dedo se comunicaba directamente con el corazón.

En la Biblia, ya vemos que en el Antiguo Testamento se pedía la mano de la novia con un anillo. Esta costumbre ha llegado hasta nuestros días. En el siglo IX, el papa Nicolás I, decreta que el hecho de entregar el anillo a la novia es ya una declaración oficial de la intención de casarse.